Desde la desafección de Hugo Morales de la selección de Passarella, allá por el 97, Lanús no ha podido ceder ningún jugador a la selección mayor (exceptuando la fugaz convocatoria de Romero y Maxi Velázquez). Recién 10 años después volvimos a demostrar que la cantera granate puede aportar jugadores de excelente nivel, y si bien el plantel de Lanús cuenta con varios jugadores de interesante futuro e incalculable proyección, es Agustín Pelletieri el que ha dejado de ser una promesa para convertirse en realidad.
Con humildad, sacrificio y perseverancia se ha convertido en la pieza clave de este "Lanús de Ramón", en el irremplazable, en el encargado de equilibrar un mediocampo ofensivo, bancándose solo todas las contras que nos agarran con Leto, Aguirre y Archubi en plena posición de ataque, recuperando una y mil veces como un león para volver a entregarla redondita y al pie para un nuevo ataque.
Agustín no la tuvo fácil. En principio, un gran jugador como Ezequiel Carboni monopolizaba el puesto de volante central. Una vez vendido el Quely, un visionario del fútbol argentino, que en aquel momento era el DT, lo ubicó por debajo de cuatro competidores en su puesto (Marini, Ortiz, Salomón y Fritzler), dejándolo en Buenos Aires mientras el plantel realizaba la pretemporada en Mar del Plata. Recién una vez que el "Paraguayo" Ortiz y "el Cabezón" Marini rescindiera su contrato por diferentes motivos se le abrió la puerta a Pelletieri, oportunidad que el actual 5 granate y de la selección no dejaría pasar.
Desde ese entonces, Agustín Pelletieri no ha dejado de crecer en lo futbolístico y no para de sorprendernos domingo a domingo, demostrando madures, entrega, responsabilidad, ubicación, inteligencia, capacidad y todas las cualidades que lo llevaron a la selección y que lo han convertido en IDOLO de la hinchada granate.
Por Leonardo Montero
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