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Silvio Romero
Fútbol
14/9/2014
Es para vos, hijo

Lanus volvió a ganarle a "B"anfield el clásico del sur, esta vez por 1 a 0 con gol de Romero. La diferencia pudo ser mayor, y el de la B terminó con 2 expulsados por impotencia.

Era un clásico y se jugó como tal. Con pierna fuerte, con intensidad, con alma y vida. Lo ganó Lanús. Porque hizo el gol en un momento clave -al inicio del segundo tiempo- y porque contó con las atajadas de Agustín Marchesín para resistir el aluvión de Banfield. No tendrá demasiados reproches que hacerse la gente del Taladro, más allá del dolor que significa perder un partido ante el eterno rival. El equipo tuvo situaciones de gol y no las concretó. Pero es para destacar su idea pese al resultado. La alegría, claro, es toda del Granate. Y es lógico. Se quedó con un clásico que no se jugaba hace más de dos años y los 11 jugadores transpiraron la camiseta como exige la tribuna en este tipo de compromisos. Como para no irse con el pecho inflado y el orgullo intacto.
Por actitud y por la responsabilidad que genera ser local, Lanús se hizo protagonista del juego desde el arranque. Pero eso no significa que Banfield haya adoptado una postura contraria. El equipo de Almeyda no se paró cerca de su arquero para defenderse sino que buscó el golpe por golpe. En ese juego por ver quién era más agresivo, Banfield sacó una pequeña luz de ventaja porque sus situaciones de gol fueron más peligrosas que las de Lanús. En esos 45 minutos iniciales contó con dos jugadas para abrir el marcador. Un centro de Noir desde la derecha que conectó Salcedo en el área y que hizo lucir a Marchesín, desviando el balón. Y una entrada desde la izquierda de Bertolo que el volante devenido en delantero definió cruzado, pero desviado.
En ese lapso hubo transiciones rápidas favorecidas por ambos planteos cero especuladores y por un campo de juego mojado que ayudó a que se jugara de esa manera. Le costó a Lanús, pese a su mayor posesión, traducir ese dominio en chances concretas. Un centro desde la derecha de Ayala que ni el Laucha Acosta ni Diego González llegaron a empujar fue lo más cerca que estuvo el equipo de los Barros Schelotto para pasar a ganar el clásico.
Lo de Banfield fue más directo, al grano: cada vez que Domingo y Erviti recuperaban la pelota en el medio direccionaban el juego hacia las bandas, con Noir como extremo por derecha y Bertolo por izquierda. Con Cazares discontinuo, a los de Almeyda les faltó volumen de juego pero así y todo contó con llegadas como las ya mencionadas.
Otro partido se dio en el segundo tiempo desde el momento en que Lanús se puso en ventaja (gran asistencia del Laucha Acosta a Silvio Romero). Porque Banfield se adelantó un poco más y el local esperó aunque sin resignar el contragolpe. Y se hizo de ida y vuelta. De arco a arco. De gouuuhhh a gouuuuhh... Romero, ante otro tomá y hacelo de Acosta, se lo perdió increíblemente. Al toque, Salcedo enganchó y su remate fue desviado con las uñas por Marchesín. El Pulpo González definió una por arriba, apenas desviado. Cazares colgó la pelota en el techo del arco. Emotivo, el partido se transformó en un partidazo de resultado incierto. Banfield entró en la desesperación y llegó al último minuto con nueve hombres. Pero no hubo milagro posible. Lanús lo hizo otra vez...

Fuente: Diario Olé.



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