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18/10/2014
La sexta fue la vencida

Tras cinco caídas en fila, Lanús se desahogó ante el campeón Peñarol y le ganó 82-69 gracias a Nicolás Romano, que estuvo en estado de gracia y se despachó con 40 puntos, la máxima de su carrera.

Mientras se apagan las últimas luces del Antonio Rotili se ve a alguien pasando una escoba por el piso. ¿Será Romano? Que no les sorprenda, porque a Nico sólo le faltó dar una mano ahí en una noche para el recuerdo. El ex Regatas se mostró en estado de gracia y tuvo que despacharse con una actuación así para que Lanús se desahogara tras un comienzo de temporada olvidable. Sí, en el juego sigue en deuda, pero los ¡40 puntos! de su ala pivote le sirvieron para festejar por primera vez en el año: 82-69 ante el campeón Peñarol.

"Cuando uno está así tiene que aprovecharlo", le explicó la figura del partido a Olé con una sonrisa de oreja a oreja tratando de poner en palabras lo que acaba de pasar. Si decimos que Nico estuvo en llamas, quizás es poco: 8-14 en dobles, 6-9 triples y 6-6 libres para llegar a 40 (su máxima de carrera y récord del club en la Liga). Pero, lo más importante, los hizo cuando tenía que hacerlos. Fueron 15 en el último cuarto, con una ráfaga bestial de tres bombazos seguidos para quebrar al Milrayita. La confianza estaba por las nubes. Si tiraba de ocho metros, la metía. Si penetraba, ganaba por velocidad ante cualquiera. Si se posteaba, anotaba. Si cargaba al rebote, se imponía (sumó 8). Todo, con gran corazón y carácter. Su planilla también tuvo una asistencia, dos robos y cuatro pérdidas (sí, nadie es perfecto) en 37 minutos.

Lo de anoche no fue casualidad. Nico promedia 26.8 puntos, 51.8% dobles y 45% en triples en estos seis primeros partidos de la temporada. "Esto es el fruto del trabajo, no hay secretos. Además, tengo toda la confianza del técnico y mis compañeros, algo impagable", señaló quien dejó su rol de obrero en Regatas con un objetivo claro. "Quería un cambio, necesitaba tratar de ver cómo funcionaba siendo referente de un equipo. Acá hay muchos jóvenes y trato de mostrarles el camino como un líder", explicó Nico con madurez.

Ahora bien, Lanús tendrá que mejorar mucho para sonreír seguido. Romano prácticamente está solo dentro de un equipo que no genera juego, es desordenado y tira a lo que le sale. Pero bueno, quién la quita lo bailado después de tantas pálidas. "Perdimos partidos de manera muy fea. En Obras y Peñarol nos habíamos ido humillados", blanqueó Nico. ¿El Milrayita? Cayó en la locura que propuso el rival y no tuvo volumen. Abusó del triple (8-29), no tuvo intensidad defensiva y se mostró sin energía en una noche olvidable. Quien no la olvidará, claro, es Romano. El dueño del imperio Granate.

CUARTO POR CUARTO

Primero: El inicio es desordenado, sobre todo en Peñarol, que no arranca adelante ni atrás. El Grana se pone 8-2, pero la visita reacciona con Boccia (7). Romano se prende en el final (6) y el local queda 18-16.

Segundo: Massarelli rompe lo chato del partido con un ingreso agresivo, eficaz y con determinación (10, 5-5 cancha). El campeón mete parcial de 13-3 y se escapa (37-28) por sus suplentes (a Lucho se le suman Giorgetti, con 4 tantos, y Diez, con 3 y buena defensa), pero se duerme y Romano (9) deja ahí a los de Vecchio: 37-34.

Tercero: El Milrayita se descontrola en ataque, no muestra intensidad en defensa y su único recurso es el triple (4-12). Romano, claro, suma 10 más y pone al local 58-56.

Ultimo: Nico desata el vendaval granate: cuatro puntos para un rápido 7-1 que lo deja 62-57, y luego tres triples seguidos (15 tantos en el cuarto) para quedar 73-63 a 3m del final. Peña, quebrado, no reacciona y se entrega. Y Lanús al fin festeja.



Fuente: Diario Olé.



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