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Fútbol
24/4/2016
Otro triunfo con garra y pasión

Con un fierrazo del paraguayo Ayala y una vaselina de su compatriota Almirón, el Grana ganó otro clásico ante "B"anfield y le sacó cinco puntos al Pincha en la cima.

El Grana ganó el sexto de los últimos siete clásicos porque es mucho más equipo que Banfield y porque supo cambiar su discurso cuando la mano venía brava. Y se lo llevó por peso propio: un fierrazo del paraguayo Ayala apenas el Taladro se quedó con diez (roja a Erviti) y una vaselina de novela de su compatriota Almirón, la otra figura de la cancha, para sacarle cinco puntos a Estudiantes en la cima de la zona 2 y dejar a los de Falcioni antepenúltimos en su tabla. Sí, tomá mate. O, mejor dicho, tereré.
Lanús no fue el mismo que en las últimas fechas. Ni por nivel ni por actitud. Pero jugó el clásico como debía jugarlo. Aguantó un tiempo entero con un hombre de menos, cambió tres veces de sistema táctico, falló un penal en el cierre del primer tiempo (Gómez se zambulló en el área e Hilario -adelantado- le ganó el duelo al Pepe Sand) y lo terminó ganando con dos genialidades de sus volantes guaraníes.
La rápida expulsión de Marcone invirtió los roles, aunque Banfield nunca se sintió cómodo con el traje de protagonista. Le quedó grande. Con cinco volantes (tres de marca) y un sólo punta, respetó demasiado a un Lanús nervioso y desequilibrado (se la bancó con Román Martínez de 5 y Mouche y Acosta de carrileros) y dejó que el tiempo pasara. Una imagen: en ese lapso, Erviti vio la amarilla por demorar el juego en un tiro de esquina a favor. Al final, terminaría quejándose por el descuento.
Lanús volvió a ser Lanús cuando quedaron diez contra diez, aunque las piernas ya pesaban y el arco parecía cerrado. Hasta el quiebre: Ayala, que había entrado en el entretiempo, clavó un derechazo bárbaro desde 30 metros y a Banfield se le quemaron los papeles. Falcioni acumuló gente arriba y el Taladro contó con un situaciones claras a través de pelotas quietas, la especialidad de la casa. Lanús devolvió gentilezas con su recete: pelota al ras del piso, velocidad de tres cuartos hacia adelante y explosión. Almirón, a quien apodan el Di María paraguayo, definió a lo Angelito y liquidó el partido más chivo del Grana en lo que va del torneo. El que tenía que ganar. Banfield lo perdonó y Lanús se aprovechó.


Fuente: Diario Olé.



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